La alegría de la huerta

Según el informe europeo sobre hábitos sexuales ¿Qué quieren las mujeres?, realizado por la consultora Strategy One, con la colaboración de los laboratorios Pfizer, las españolas con pareja quieren -queremos- más sexo. Por lo menos, una vez a la semana. Curiosamente, eso es lo que dicen que hacen el 68% de ellas. No lo entiendo. Si es lo que quieren y es lo que tienen, ¿a qué se refieren exactamente con más sexo?. Tengo alguna teoría.

Por un lado estaría la definición exacta de "españolas con pareja". ¿Ocasional, estable, permanente, inamovible, conocida, prudente, de hecho, de derecho, canónica...? Si se refiere a estable, cosa por lo que me inclino -y que conste que con mi pareja estable también me inclino- lo más consecuente es que se quiera más sexo con la pareja con  la que estás ya que, de lo contrario, esa relación dejaría de ser estable y te saldrías de la escala del informe europeo. Por otra parte, de no referirse exactamente a lo que consideramos
"estable estable" el informe debería concluir, pues, que las españolas con pareja queremos más sexo todavía.
Y punto. Contigo o con el otro. Más. Sexo.Tú ya sabes.

Para reforzar más este argumento, el informe de Strategy One resalta que 8 de cada diez mujeres desearían tener sexo por lo menos una vez a la semana....para luego reconocer que lo tiene casi siete de cada diez. Respuestas dicotómicas o mezcla batiburrillo de realidad y deseo. Más bien esto último, me temo. Como también me temo mucho que el modelo de pareja considerado de interés para su
estudio es únicamente el heterosexual. Hete aquí, pues, que desconocemos el grado de satisfacción o insatisfacción sexual de las féminas homosexuales del "territorio nacional" y de la Unión. Nada sobre la calidad y nada sobre la cantidad. Me quedo con la duda. Espero que lo dejen para otra -mejor- ocasión. Es que si no, no avanzamos, coño ya!!!

Ahondando aún más hacia adentro en los datos más alarmantes y terroríficos de este estudio realizado entre 2.500 mujeres de Alemania, España, Austria, Suecia y Portugal, de las cuales 500 eran españolas, entre el 16% de la disfunción eréctil y el 12% de la eyaculación precoz suman un 28% de parejas masculinas  sumamente rechazables, a las que habría que añadirles las que sufren problemones con la halitosis. Todo un drama a la hora de la cama.

Pues yo no sé que queréis que os diga. Una se entretiene mucho en el campo. Uno o dos días por semana me acerco a la vieja casa de la aldea para observar las metamorfosis de la naturaleza, arrullada exclusivamente por el trinar de los clásicos pajarillos y por el sonido del viento rozando las pocas hojas secas que cuelgan de algún roble. Allí me quito de muchas

preocupaciones urbanas y suelto mi imaginación a volar. Y es que la naturaleza es tan imprevisible y estimulante que, algunas veces, me sorprendo parada delante de una frutita, picarona ella, con alguna que otra forma sensual y paso así la tarde como sin sentir. Como sin sentir ni padecer. Sin responder confusa encuestas tontas de ésas que te lo dicen todo y, al mismo tiempo, no te dicen nada. 

El titular de cierto medio de comunicación no deja lugar a dudas sobre la interpretación que algún chiquillo ya se ha marcado a respecto de estos resultados: "Las españolas con pareja desean más relaciones sexuales"...que sya olo le falto al jefe de redacción añadir aquello tan pirata de "¡a por ellas, chicos!", que todo jefe de redacción que se precie desea escribir cada vez que se habla de tus/mis/nuestros deseos sexuales manifiestos. Pobrecillos.

By Katangueira


Mamografía y conflicto lingüístico

Los seres humanos, una vez pasados ciertos años de rodaje, somos como los coches de segunda mano. O viceversa. Que no damos salido del taller. Que si filtros, que si chasis, que si combustión, que si carburación o que si manguito de la nosequé. A mi me tocó muy recientemente una revisión de mamas, y como en nuestra ciudad se hacen en el Abente y Lago en tanto no cumplas los cincuenta, hasta allá me fui puesta y peripuesta. 

Me encanta este edificio. En horario de tarde, cuando el sol se nos va poniendo por San Diego, es toda una vista la contemplación del atardecer sobre las antiguas murallas de la ciudad, sobre la estructura techada de este decimonónico edificio y sobre la sociedad lúdico-deportivo-pijotera de "La Solana". A esas horas, además, no tienes que esperar mucho por tu turno.

Para acceder a la sala donde se practican estas pruebas, tienes que bordear una parte del claustro del edificio. Es un espacio magnífico, de los que ya no se piensan, para disfrute de enfermos en proceso de recuperación y atención de visitas. El embaldosado, las palmeras, el techo de madera, los arcos de piedra....conforman el más bonito escenario que se puede contemplar en toda la estructura sanitaria de nuestra ciudad.

Una vez ubicada en mi asiento, aparece una enfermera que retira las citaciones que nos han llegado a casa. Inesperadamente, rechaza el papel que le presenta una mujer alta, de mediana edad y de procedencia castellana. "Esto no es aquí", le dice. La otra, sorprendida, responde "pues no entiendo por qué". "A partir de los cincuenta se hace en sanidad, cerca del estadio de Riazor. ¿Se da cuenta dónde está?". La enfermera, ante la respuesta silenciosa con la que se encuentra, retoma el papel y lee: "Departamento Territorial de Sanidade. Rúa Gregorio Hernández". "Es que está en gallego y yo no lo entiendo", fue la sonora respuesta esta vez. La enfermera se encogió de hombros e introdujo en la sala a la siguiente cita. Yo me quedé allí un rato sola, por lo que me dio tiempo a meditar sobre la conversación que acababa de escuchar. ¿Qué
clase de oscuro idioma vendrá siendo el gallego ése, pensé yo inocente,  que a tantas y tantas personas de bien, con su educación (supuesta), su porte y su galanura, les resulta poco menos que imposible el hacerse con cuatro o cinco expresiones básicas de supervivencia, seis o siete lexemas de uso común o veinte o treinta frases hechas de fácil acomodo en cualquier conversación coloquial? ¿Qué tendrá, pues, esa lengua protohistórica, bien de raíces élficas o bien surgida de las mismas ciénagas donde se nutren los orcos? Y así me fui quedando, ensimismada con estas elucubraciones. Absorta. Hasta que llegó mi turno. Un poco más tarde, ya al abandonar el edificio, pensé en las terribles penalidades que la buena de la señora habrá tenido que pasar para dar con la salida, ya que ésta no aparecía indicada por ningún sitio. Solo unos verdes letreros, tristes y aislados unos de los otros, con una breve leyenda ininteligible que decía: "SAÍDA".

Ya en el exterior, acariciada por los tonos otoñales del atardecer, me paro a contemplar unos minutos el brillo de la piedra que rodea el jardín de San Carlos. Sus ventanales, ahora acristalados, me traen recuerdos de juventud enamorada, de paseos y paseos, de caricias y miedos. De palabras susurradas hace ya más de venticinco años. En gallego o en castellano. Qué se yo. Siempre supo hacerse entender quien las pronunciaba. Desde allí arriba, dentro del pétreo balcón, miré tantas veces los cañones del parrote...

Inicié el camino a casa sin llegar a apartar de mi mente la interferencia del conflicto lingüístico en mi tarde de revisiones. Manda carallo, pensaba. Y menos mal que compartimos con las lenguas occidentales esa sanísima manía de recurrir al griego y al latín para conformar nuestro pequeño vocabulario sanitario. Mamografía. Mamografía. Mamografía. Saída. Saída. Saída. Sanidade. Sanidade. Sanidade. Solpor......

By Katangueira