Mamografía y conflicto lingüístico

Los seres humanos, una vez pasados ciertos años de rodaje, somos como los coches de segunda mano. O viceversa. Que no damos salido del taller. Que si filtros, que si chasis, que si combustión, que si carburación o que si manguito de la nosequé. A mi me tocó muy recientemente una revisión de mamas, y como en nuestra ciudad se hacen en el Abente y Lago en tanto no cumplas los cincuenta, hasta allá me fui puesta y peripuesta. 

Me encanta este edificio. En horario de tarde, cuando el sol se nos va poniendo por San Diego, es toda una vista la contemplación del atardecer sobre las antiguas murallas de la ciudad, sobre la estructura techada de este decimonónico edificio y sobre la sociedad lúdico-deportivo-pijotera de "La Solana". A esas horas, además, no tienes que esperar mucho por tu turno.

Para acceder a la sala donde se practican estas pruebas, tienes que bordear una parte del claustro del edificio. Es un espacio magnífico, de los que ya no se piensan, para disfrute de enfermos en proceso de recuperación y atención de visitas. El embaldosado, las palmeras, el techo de madera, los arcos de piedra....conforman el más bonito escenario que se puede contemplar en toda la estructura sanitaria de nuestra ciudad.

Una vez ubicada en mi asiento, aparece una enfermera que retira las citaciones que nos han llegado a casa. Inesperadamente, rechaza el papel que le presenta una mujer alta, de mediana edad y de procedencia castellana. "Esto no es aquí", le dice. La otra, sorprendida, responde "pues no entiendo por qué". "A partir de los cincuenta se hace en sanidad, cerca del estadio de Riazor. ¿Se da cuenta dónde está?". La enfermera, ante la respuesta silenciosa con la que se encuentra, retoma el papel y lee: "Departamento Territorial de Sanidade. Rúa Gregorio Hernández". "Es que está en gallego y yo no lo entiendo", fue la sonora respuesta esta vez. La enfermera se encogió de hombros e introdujo en la sala a la siguiente cita. Yo me quedé allí un rato sola, por lo que me dio tiempo a meditar sobre la conversación que acababa de escuchar. ¿Qué
clase de oscuro idioma vendrá siendo el gallego ése, pensé yo inocente,  que a tantas y tantas personas de bien, con su educación (supuesta), su porte y su galanura, les resulta poco menos que imposible el hacerse con cuatro o cinco expresiones básicas de supervivencia, seis o siete lexemas de uso común o veinte o treinta frases hechas de fácil acomodo en cualquier conversación coloquial? ¿Qué tendrá, pues, esa lengua protohistórica, bien de raíces élficas o bien surgida de las mismas ciénagas donde se nutren los orcos? Y así me fui quedando, ensimismada con estas elucubraciones. Absorta. Hasta que llegó mi turno. Un poco más tarde, ya al abandonar el edificio, pensé en las terribles penalidades que la buena de la señora habrá tenido que pasar para dar con la salida, ya que ésta no aparecía indicada por ningún sitio. Solo unos verdes letreros, tristes y aislados unos de los otros, con una breve leyenda ininteligible que decía: "SAÍDA".

Ya en el exterior, acariciada por los tonos otoñales del atardecer, me paro a contemplar unos minutos el brillo de la piedra que rodea el jardín de San Carlos. Sus ventanales, ahora acristalados, me traen recuerdos de juventud enamorada, de paseos y paseos, de caricias y miedos. De palabras susurradas hace ya más de venticinco años. En gallego o en castellano. Qué se yo. Siempre supo hacerse entender quien las pronunciaba. Desde allí arriba, dentro del pétreo balcón, miré tantas veces los cañones del parrote...

Inicié el camino a casa sin llegar a apartar de mi mente la interferencia del conflicto lingüístico en mi tarde de revisiones. Manda carallo, pensaba. Y menos mal que compartimos con las lenguas occidentales esa sanísima manía de recurrir al griego y al latín para conformar nuestro pequeño vocabulario sanitario. Mamografía. Mamografía. Mamografía. Saída. Saída. Saída. Sanidade. Sanidade. Sanidade. Solpor......

By Katangueira


1 comentario:

  1. Ola, Katangueira. Se cadra a señora o que tiña tamén era algo de cara dura e, xa que estaba alí, non sei como non alegou o "es que a mí me gusta más este hospital". Teño oído argumentos de toda clase: "vengo aquí a visitar a mi señora pero, ya de paso, ¿no me podría mirar a mí el azúcar, que soy algo diabético?". Por argumentar sobre a realización das mamografías hai quen non quere ir á rúa Gregorio Hernández (Sanidade) porque ás veces ubican por alí o "Metabús" de ACLAD e iso de ver o lado chungo da sociedade non che é cool. Veremos que pasa nuns meses.
    Nas últimas xornadas formativas auspiciadas polo Sergas ás que asistín (esta semana) non che había conflicto lingüístico: eran única e exclusivamente en castelán. O SERGAS era el Servicio Gallego de Salud e a Conselleira "La Consejera".

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